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Descubriendo los tejidos artesanales del Valle de Zaquencipa
Tinturas naturales
Más abajo encontrarás la traducción y pronunciación de los colores en muisca.
Fiky kiska
En muisca:
(Tintorero: Hacedor de colores)
El uso de tintes naturales en la elaboración de textiles ha sido una práctica tradicional y profundamente enraizada en las culturas precolombinas, como la de los Muiscas y Guanes. Estos pueblos han sabido aprovechar los recursos de su entorno para crear pigmentos vibrantes y duraderos. Los tintes naturales provienen de plantas, animales y minerales, utilizando técnicas transmitidas de generación en generación.
Tintorera
El proceso de creación de tinturas naturales artesanales es una práctica ancestral que combina conocimientos botánicos, técnicas de extracción y un profundo respeto por la naturaleza.
El arte de crear tinturas naturales es un proceso que requiere paciencia, conocimiento y experiencia.
Como experta tintorera, te llevaré a través de las principales etapas de este proceso, explicando los métodos empleados en la obtención de pigmentos a partir de plantas, animales y minerales, así como las herramientas necesarias para fijar los colores en los tejidos.
1. Selección de materiales
El primer paso es identificar y recolectar las materias primas que servirán como fuente de color. En las tradiciones artesanales de Boyacá, los tintoreros utilizan diferentes recursos naturales:
- Vegetales: hojas, cortezas, frutos, flores y raíces. Por ejemplo, el achiote para los tonos rojos, el añil para los azules y el chilco para los verdes.
- Animales: como la cochinilla, un insecto que proporciona tintes rojos y púrpuras.
- Minerales: óxidos de hierro, tierra amarilla o roja, que ofrecen una gama de tonos oscuros como el negro y el marrón.
La recolección se hace en momentos específicos del año, según la estacionalidad de las plantas y la calidad de los pigmentos que producen.
2. Preparación del material tintóreo
Una vez recolectado el material, se prepara mediante un proceso que puede variar según la planta o mineral que se utilice. Las raíces y cortezas, por ejemplo, deben cortarse en pequeños trozos y macerarse, mientras que las flores o frutos pueden triturarse o cocerse directamente. En el caso de la cochinilla, los insectos se secan al sol y luego se muelen para obtener el polvo colorante.
Para preparar el añil, el proceso es algo más complejo. Las hojas del arbusto se sumergen en agua durante varias horas para fermentar. Luego, la mezcla se bate para oxidar el líquido, que se convierte en un pigmento azul profundo.
3. Cocción y extracción del pigmento
El siguiente paso es la extracción del pigmento mediante cocción. En una olla grande, se coloca el material preparado y se cubre con agua. El tiempo de cocción varía según el tipo de tinte: puede ser desde media hora hasta varias horas. Este proceso libera los colorantes naturales, que se disuelven en el agua.
Durante este proceso, es fundamental controlar la temperatura y el tiempo de cocción, ya que la exposición prolongada al calor puede alterar la intensidad del color. Además, se debe remover ocasionalmente para asegurar una extracción uniforme del pigmento.
4. Uso de mordientes
Para que los pigmentos se adhieran de manera permanente a los tejidos, es necesario utilizar mordientes. Estos son sustancias que ayudan a fijar los tintes y a aumentar su durabilidad. En la tradición tintorera de Boyacá, los mordientes más comunes son:
- Alumbre: un mineral que fija especialmente bien los tintes de origen vegetal.
- Cal: se usa para intensificar los colores, en especial los tonos amarillos y verdes.
- Lejía de cenizas: derivada de la quema de maderas, es eficaz en la fijación de tonos marrones y negros.
El mordiente puede añadirse directamente al baño de tinte o aplicarse previamente a las fibras textiles. Este paso es crucial para garantizar que los colores no se desvanezcan con el tiempo o el lavado.
Los tintoreros artesanales han perfeccionado estas técnicas a lo largo de generaciones, utilizando lo que la naturaleza les ofrece para producir colores que no solo embellecen los tejidos, sino que también cuentan historias de la tierra, la cultura y las tradiciones.
5. Tinción de los tejidos
Una vez que el baño de tinte ha sido preparado y el mordiente aplicado, el tejido se introduce en el recipiente. Las fibras, generalmente lana, algodón o fique, se sumergen en el tinte y se remueven constantemente para asegurar una cobertura uniforme.
La duración de la inmersión depende de la intensidad del color deseado. Para tonos más suaves, basta con un remojo corto, mientras que para colores más profundos se requiere un tiempo de exposición más prolongado.
6. Secado y curado
Tras teñir los tejidos, se retiran del baño de tinte y se enjuagan cuidadosamente con agua fría para eliminar el exceso de colorante. Después, se cuelgan para secarse a la sombra, ya que la exposición directa al sol puede alterar los pigmentos.
Es importante permitir que los tejidos teñidos curen durante varios días para que el color se estabilice completamente.
7. Acabado
Una vez secos y curados, los textiles pueden recibir un acabado final, que puede incluir un nuevo enjuague con una mezcla de agua y vinagre para sellar el color o un planchado a baja temperatura. Este paso garantiza que el tejido mantenga su color vibrante y sea resistente al uso.
8. Sorpresas en el proceso
El proceso de teñido con tintes naturales no es una ciencia exacta, y aquí es donde entra la magia y el conocimiento del tintorero. Factores como el tipo de agua, la altitud, la calidad del material y la cantidad de luz pueden influir en el resultado final, ofreciendo sorpresas y variaciones en los tonos que, a menudo, son irrepetibles. Esta imprevisibilidad añade valor a cada pieza artesanal, haciéndola única.
Amarillo
El amarillo, símbolo de luz y energía, se obtenía principalmente de la planta llamada moral o palo amarillo (Corofhora tictórea). Este árbol proporcionaba un color amarillo firme, que además servía como mordiente, ayudando a fijar otros tintes en los tejidos. También se extraía el amarillo de los líquenes y la barba de piedra (Usnea sp.), que crecen en las rocas y árboles. Actualmente también se usa la cúrcuma, flores de caléndula, flores de diente de león y la piel de la cebolla para obtener este color.
El amarillo era comúnmente utilizado en prendas de alto rango y para simbolizar la energía del sol.
En muisca:
Tybko
Azul
El azul, uno de los colores más preciados en la artesanía textil, era extraído de la Indigofera tinctoria, más conocida como añil. Este arbusto producía tintes de azul profundo, que, mediante un proceso de oxidación, ofrecía diferentes tonalidades que variaban desde el azul cielo hasta el gris azulado. El añil se consideraba una de las plantas más importantes en el proceso de teñido, y su uso estaba extendido en toda América precolombina. También se usan frutos como arándanos, moras y zarzamoras.
En muisca (los muiscas usaban la misma palabra tanto para azul como para verde):
Chyskyko
Rojo
El rojo, color asociado con el sol y la vida, se obtenía de la cochinilla (Coccus cacti), un insecto que habita en el cactus de la tuna (Opuntia spp.). Este tinte era muy valorado y requería un proceso laborioso: los insectos se recolectaban, secaban y trituraban para extraer el pigmento. Este tinte producía tonalidades que iban desde el carmín hasta el púrpura. La remolacha y el árbol palo Brasil (Caesalpinia echinata) también son fuente de pigmento rojo, muy utilizado por su intensidad y durabilidad.
En muisca:
Hiïso
Café
El café o marrón, tonos asociados con la tierra y la estabilidad, se extraía principalmente de cortezas de árboles y líquenes. La lejía y el gamón eran utilizados para producir marrones cálidos y profundos, muy comunes en las mantas y textiles de uso cotidiano de los Muiscas y Guanes. Estos tonos eran parte del repertorio de colores que conectaban a las personas con la tierra y la naturaleza circundante. También son usados la piel de la cebolla, remolacha y granos de café para marrón oscuro.
En muisca:
Amynyn mawé
Verde
El verde, que representa la naturaleza y la fertilidad, se lograba mezclando varios ingredientes. Los líquenes, como la barba de piedra, producían un verde claro cuando se combinaban con otros tintes. También se usaba el chilco (Baccharis polyantha), un arbusto que producía verdes intensos cuando se combinaba con mordientes naturales. Hojas como la espinaca, la acelga, la hierbabuena. El verde azulado se conseguía mezclando pepa de aguacate con la planta de billa y sal, dando un tono vibrante y brillante.
En muisca (los muiscas usaban la misma palabra tanto para azul como para verde):
Chyskyko
Negro
El negro, esencial en la simbología textil de los pueblos indígenas, se lograba combinando óxido de hierro con la tinta de palo Brasil, creando una tonalidad negra profunda y resistente. También se obtenía mediante la cocción de la planta raque junto con hierbabuena y barro podrido, una mezcla que producía un pigmento oscuro muy estable. Este color era utilizado en mantas y textiles de uso ceremonial y ritual.
Myhysio
Bibliografía: issuu.com/divulgark/docs/gachantiva_completo/s/14366616 | Textiles de las culturas Muisca y Guane, Glagys Tavera de Tellez y Carmen Urbina Caycedo. Quito Ecuador. 1994. Pag: 46-52 | bengar.com/blog/como-hacer-tintes-naturales/