Villa de Leyva, Boyacá. Colombia

Chiswa | Técnicas y oficios

Descubriendo los tejidos artesanales del Valle de Zaquencipa

Hilado

Uiska

Escúchalo en muisca:
(Hilandera)

El hilado artesanal es una técnica ancestral que consiste en transformar fibras naturales, como el algodón y la lana, en hilos, cordones o vellones de lana a través del estirado y torsión manual, asistidos por herramientas como el huso. Este arte se ha practicado durante siglos en distintas regiones del mundo, con técnicas y materiales que varían según el entorno y la cultura.

Leonor Aguasaco, artesana originaria de la vereda El Roble en Villa de Leyva, es heredera de una rica tradición de hilado artesanal transmitida de generación en generación. Desde su infancia, Leonor ha sido testigo y participante del proceso completo, desde la esquila de las ovejas hasta la creación del hilo, un conocimiento que aprendió de su madre y que esta, a su vez, aprendió de su abuela.

Leonor comparte que, tras esquilar una oveja y obtener el vellón de lana virgen, es tradición en su familia dejarlo reposar durante un año antes de empezar el proceso de transformación. Este reposo ayuda a mejorar la calidad del vellón. Pasado este tiempo, se realiza un lavado en agua hirviendo y con jabón rey, lo que asegura que la lana esté completamente limpia antes de continuar con los siguientes pasos.

Uno de los momentos más delicados es el escarmeado, un proceso en el que se quitan manualmente las impurezas de la lana. Este trabajo, aunque tedioso, es crucial para garantizar que la fibra esté lista para ser hilada. A partir de ahí, el arte del hilado toma protagonismo.

El arte del Huso y el Tortero

Para el hilado, Leonor utiliza herramientas tradicionales como el huso y el tortero. El huso, una barra delgada que se hace girar, permite que la lana comience a transformarse en hilo, mientras que el tortero añade el peso necesario para tensar y estabilizar el hilo. Una vez formada la primera madeja, se realiza una torsión adicional para fortalecer el hilo y prepararlo para el tejido.

Este proceso, que requiere paciencia, destreza y conocimiento profundo de la materia prima, es un claro ejemplo de cómo el trabajo artesanal sigue siendo un reflejo de la conexión entre las personas y su entorno natural. Leonor, con sus manos expertas, transforma el vellón en un hilo resistente y listo para convertirse en una prenda o pieza artesanal.

El huso es una herramienta manual, generalmente de madera, utilizada para hilar. Tiene una forma redondeada, alargada y se estrecha hacia las puntas. Con el huso, se tuerce la hebra y se devana el hilo ya hilado. En las culturas precolombinas de Colombia, el huso fue fundamental para el hilado, ya que los aborígenes no conocían la rueca de pedal. El huso, de entre 20 y 30 centímetros de largo, sigue siendo utilizado hoy en día en muchas zonas rurales. Su diseño básico varía según el grosor del hilo que se desea producir.

El tortero, por otro lado, es un contrapeso hecho de materiales como cerámica, metal, piedra o hueso, que se coloca en el extremo inferior del huso. Este contrapeso permite que el huso gire de manera uniforme y ayuda a estabilizar el proceso de hilado, siendo una pieza esencial en la creación de hilos fuertes y duraderos.

Ambas herramientas, el huso y el tortero, continúan siendo elementos clave en la práctica del hilado artesanal, reflejando la perdurabilidad de técnicas tradicionales que han sido transmitidas a lo largo de los siglos.

Preservando la Tradición

El trabajo de Leonor Aguasaco además de ser una actividad económica, es un acto de preservación cultural. Al mantener vivas las técnicas ancestrales de hilado, Leonor no solo crea productos de alta calidad, sino que también ayuda a mantener un legado que ha sido parte integral de la historia de su comunidad.

Hoy en día, su labor representa una resistencia frente a la producción masiva y mecanizada, mostrando que el valor de los productos artesanales reside en el tiempo, la dedicación y el respeto por la tradición que se encuentra en cada hilo. Las piezas hiladas a mano, como las que produce Leonor, son un testimonio vivo de cómo la artesanía puede mantenernos conectados con nuestras raíces culturales, mientras crea objetos únicos y valiosos.

El Hilado en el Alto Ricaurte: Una tradición viva

El hilado es una tradición profundamente arraigada, enriquecida desde la llegada del ganado ovino europeo. Los campesinos boyacenses han perfeccionado, a lo largo de generaciones, el arte de hilar la lana de ovejas blancas, cafés, negras y grises que pastorean en sus campos. Esta lana, después de ser hilada, se utiliza para tejer las famosas ruanas, símbolo icónico de la región.

Sin embargo, el hilado no es un oficio reciente en Boyacá. Antes de la llegada de los europeos, los nativos muiscas ya eran expertos en hilar fibras vegetales como el algodón, que utilizaban para confeccionar mantas, su prenda de vestir más importante. Este conocimiento, ligado a la tierra y las tradiciones, ha sobrevivido y evolucionado, conectando a las generaciones actuales con su pasado ancestral.

Hilado en la época precolombina

En tiempos precolombinos, las primeras fibras utilizadas en América fueron tanto de origen vegetal como animal. En el sur de Colombia, así como en Perú, Bolivia y Ecuador, las culturas indígenas utilizaban la lana de camélidos andinos para sus tejidos. En Colombia, los muiscas dejaron evidencia de su maestría en el hilado a través de hallazgos arqueológicos de husos, utilizados para procesar algodón y otras fibras.

El hilado estaba profundamente ligado a las características de las fibras que se utilizaban. Dependiendo de la resistencia y elasticidad de la fibra, cada material requería un tratamiento diferente antes de ser hilado. Este conocimiento técnico fue fundamental para crear hilos de alta calidad, esenciales para lograr tejidos duraderos y funcionales.

Un oficio especializado y ancestral

En muchas culturas indígenas, el hilado era un oficio altamente especializado. Existían mujeres dedicadas exclusivamente al hilado y otras que se especializaban en el tejido, lo que refleja la importancia y complejidad de este arte. El dominio del hilado no solo requería habilidad manual, sino también un profundo conocimiento de las fibras y de cómo trabajarlas para obtener el mejor resultado posible.

Bibliografía: muiscas.net | Textiles de las culturas Muisca y Guane, Glagys Tavera de Tellez y Carmen Urbina Caycedo. Quito Ecuador. 1994. Pag: 39-45 | Textiles de las culturas Muisca y Guane.   Gladys Tavera de Tellez. Carmen Urbina Caycedo. Quito – Ecuador. 1994.